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martes, 3 de agosto de 2010

EL PERDON

Quizá el sentimiento más importante después de el Amor es el Perdón.

Del Evangelio según San Mateo 18,21-22
- Entonces se acercó Pedro y le preguntó:
Señor, si mi hermano me ofende, ¿Cuántas veces tengo que perdonarlo? ¿Hasta siete veces?.

Le contestó Jesús:
No te digo hasta siete veces, sino hasta setenta veces siete. Palabra de Dios. Te alabamos Señor.

Queridos padres de familia, ahora vamos a hablar sobre EL PERDON, una palabra tan difícil de pronunciar muchas veces por algunas personas.

ORACION
Padre Eterno, Padre de Amor. Te doy gracias por el privilegio que me has concedido, de poder entrar en los hogares por medio de este blog, para tratar de llevar a los padres de familia, un poco de las experiencias que como madre de 8 hijos y a mis 71 años de vida, puedo compartir con todo amor.
Virgencita María, intercede por todos los padres del mundo, para que podamos concientizarnos sobre nuestra responsabilidad tan grande que tenemos al estar al cuidado de esos hijos que nos has regalado, Mamita.
Padre bendito, todo esto te lo pido en el nombre poderoso de tu Hijo, Nuestro Señor Jesucristo, que Contigo vive y reina en la unidad del Espíritu Santo y es Dios, por los siglos de los siglos. Amen.

¿Cuántas veces debo perdonar? ¿Hasta siete veces? Preguntó Pedro a Jesús.
Y nosotros, ¿Cuántas veces perdonamos a quienes nos ofenden? O muchas veces ni tan siquiera nos molestamos en pensar en El Perdón. Sencillamente nos enojamos, dejamos de hablarle a aquella persona, y ya.
En lo que no pensamos es que, comenzamos con un pequeño enojo, muchas veces, incluso por una broma pesada que nos hagan, y en vez de hacer ver a aquella persona, que no nos agrada ese tipo de bromas, optamos por enojarnos y no volverle a hablar.
Podríamos decir que este es un pequeño rasguñito en nuestra mente y en nuestro corazón, pero si en vez de perdonar, lo alimentamos pensando mal, de nuestro hermano y ofendiéndole nosotros también, ese rasguñito se va convirtiendo en una herida que sangra más y más hasta convertirse en una llaga.
Generalmente este problema se da porque ninguna de las dos partes quiere dar su brazo a torcer, como decimos popularmente, al final una ofensa talvez sin importancia, se vuelve algo irreconciliable, porque el orgullo o la soberbia, no nos dejan reconocer que hemos actuado mal y por lo tanto debemos pedir Perdón, el ofensor y Perdonar el ofendido.
Tenemos que valorar que vale más, el orgullo, la soberbia, o el amigo, o pariente. El problema es que muchas veces este tipo de situaciones se da en algunas familias, puede ser que se enojen los padres entre si, los hermanos, o los hijos con los padres, lo cual es muy lamentable, porque da tristeza llegar a un hogar y encontrarse con que los padres o los hermanos no se hablan.
Conocí un caso de una madre con su hija, que pasaron 15 años disgustadas, llego el momento en que la madre tuvo que partir de esta vida, y lo más triste fue que ni ella ni la hija se acercaron, en un momento tan crucial. En el momento que la madre partía hacia su patria definitiva, hacia la morada eterna, donde tenía que entregar cuentas a su Creador, de su peregrinar en la tierra.
Saben ustedes que el Odio y el Rencor, pueden llegar a producir enfermedades como el Cáncer, Colitis, Gastritis, Artritis y otros. Pues bien aunque parezca increíble así es. En una Vigilia, una noche llegó una señora que temprano dijo que tenía que irse porque le hacía daño el desvelo. Esta señora tenía: Gastritis, Artritis, Colitis, y otros. Cuando nos dimos cuenta que se tenía que ir, le dijimos que oraríamos por ella antes de que se retirara. Al hacer la Oración nos dimos cuenta de que tenía más de cuarenta años de sentir rencor por su hermana mayor, que siempre la acusó cuando eran adolescentes de quitarle los novios. Ella tenía muy dentro de su corazón aquella herida que se había profundizado a través de los años y ahora se habían convertido en todas estas enfermedades.
Mediante la Oración y después de alabar y glorificar a Nuestro Señor Jesucristo y pedir la intercesión de la Santísima Virgen por casi media hora
logramos que nuestra hermana entre lágrimas y risa nerviosa, pudiera perdonar a su hermana, a quien si le hablaba, pero no la veía como a una hermana, sino como a una enemiga.
Luego cuando volvieron a verse ella dio a su hermana un abrazo tierno y cariñoso con el cual le estaba diciendo: Hermana mía yo te perdono de todo corazón. Y nuestra hermana quedó completamente curada.
Estas son las maravillas que puede hacer algo tan sencillo, esa palabra que para algunos es humillante, es sentirse menos, pero que realmente es algo que nos vuelve más nobles, más humanos.
Queridos padres de familia, fomentemos el amor y no el odio ni rencor en nuestros hijos. Enseñémosles que no deben de irse a la cama estando enojados, recordemos el pasaje bíblico, donde nos dice que esa misma noche, el hombre que había tenido una magnifica cosecha iba a ser llamado
A la presencia del Creador.
Enseñémosles a nuestros hijos a perdonar y la mejor manera es predicando con el ejemplo.
Que Dios los bendiga. Mucho les agradeceré su opinión sobre este blog.